Dios en su inmenso amor hacia nosotros que somos la joya de su Creación nos ha concedido la posibilidad de tomar decisiones, lo que hemos dado en llamar el libre albedrío.
Siendo muy realistas debemos de considerar en toda su magnitud esta grandiosa demostración de Dios hacia sus criaturas, por cuanto nos ha permitido decidir nuestro propio destino.
Es necesario que junto con la comprensión de la magnitud de la Gracia del Eterno, también tengamos en cuenta lo que significa desde la perspectiva personal.
Si podemos elegir lo que es bueno o lo que es malo para nosotros, que también puede expresarse como decidir qué hacemos de nuestra vida, también es prudente que tengamos en cuenta otro aspecto.
Esta voluntariedad de libertad nos lleva a la alternativa de pensar que podemos decidir si nos sometemos a la Voluntad de Señor o vivimos según nos parece más conveniente.
En otras palabras, asumimos totalmente la responsabilidad de nuestra vida y podemos vivir sin reconocer a Dios ni su Soberana Voluntad, que es lo mismo que decir que asumimos todas las consecuencias de nuestros actos.
Evidentemente hay muchas personas que han optado por negar a Dios en sus vidas y han tomado plenamente el control de sus actos, asumiendo las consecuencias.
Pero pensemos: Somos más grandes que nuestro Creador? Somos nosotros más trascendentes que su Eternidad? Somos tan importantes que podemos prescindir de su Amor y Misericordia? Las respuestas son personales!
Proverbios 16:33
Diego Acosta García