Un tribunal sentenció a siete personas a la pena de muerte en rebeldía por una película que ofendía al Islam y ha Mahoma, dando un paso más hacia la aplicación estrictas de normas religiosas.
Cuando todavía se comentan las secuelas que tendrá esta pena de muerte aplicada a las siete personas, se suma otra situación más que contribuye a agravar aún más el panorama.
La pena de muerte no puede aplicarse porque los siete condenados no viven en Egipto, por lo que difícilmente se espera que ningún país los entregue a sabiendas de la pena que se les aplicará.
En estas horas la Asamblea Constituyente de Egipto está debatiendo el texto de la nueva Constitución del país. La radicalización de los hermanos musulmanes que ganaron las últimas elecciones, han provocado tensión.
Pretenden que la Asamblea mantenga como fuente principal de legislación los principios de la ley islámica, pero con un agregado que tiene especial significación.
Propugnan que se elimine una parte del texto con relación a los principios, para que de esta manera la llamada ley sharia quede como única fuente de legislación.
La disputa está centrada en las posturas que mantienen laicos y religiosos en Egipto, los primeros tratando que se mantenga el criterio de los principios de la ley islámica.
Los hermanos musulmanes plantean la radicalización de la Constitución y plantean su eliminación, con lo que quedaría el islamismo como única fuente de legislación.
Esta situación se suma a las graves tensiones que provocan las decisiones del presidente Morsi, en el sentido de asignarse más poderes de los establecidos.
Los jueces se oponen a este pronunciamiento que coinciden con la posición que mantienen miles de opositores a los hermanos musulmanes, que han sido motivo de graves enfrentamientos.
La situación en Egipto puede agravarse considerablemente, según el resultado de las votaciones de la Asamblea Constituyente. Es evidente que quienes hablaron de la “primavera árabe” se equivocaron grandamente.
Fuentes: El País – ABC – España/ Le Monde – Francia
Press SM – Diego Acosta García