EL MODELO

Quienes buscan cada día parecerse a los modelos que el mundo propone, viven en un continuo buscar las tendencias para adaptarse a ellas, para sentirse de parte de “algo”.

Muchos pueden llamar a esta búsqueda la fórmula para estar a la moda, para verdaderamente constituir eso que puede denominarse la “vanguardia”.

Lo que difícilmente estas personas puedan advertir que en cada cambio que precisan dar a su apariencia física o a su modo de ser personal, van dejando trozos de su propia esencia como seres humanos.modelo

Van destruyendo cada día un poco más, aquello que originalmente los distinguía y los hacía diferentes, hasta que decidieron formar parte de la gran manada de personas que hablan igual, se comportan igual…

¿Qué ocurrirá el día que reflexionen sobre como es su vida? ¿Qué ocurrirá cuando se miren con sinceridad y no se reconozcan? Difíciles preguntas y más difíciles todavía, las respuestas.

Lo cierto es que cuando imitamos los modelos que nos propone el mundo corremos el grave riesgo de ir en una dirección totalmente equivocada y completamente fuera de lo que verdaderamente somos.

El único Modelo que debemos seguir es el que estableció Jesús. Categórico, sin tonos grises, profundo, sencillo, amoroso con los débiles y duro con los poderosos. Ese es nuestro Modelo. Es a Él que deberíamos tratar de imitar.

Mateo 6:5
Diego Acosta García

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