LOS GESTOS

Generalmente en el mundo valoramos los gestos que hacemos en determinadas circunstancias y les adjudicamos un valor muy significativo.

Cuando una persona no logra el éxito esperado y muestra su contrariedad lo destacamos, poniendo de manifiesto que su orgullo le impide aceptar un resultado no deseado.

A esto lo consideramos casi más importante que a los gestos que pueda hacer quién ha resultado vencedor o algo que se le asemeje striunfoegún sean las circunstancias.

Por eso decimos que hay ganadores y perdedores, destacando que son los orgullosos los que casi siempre ganan porque tienen esa diferencia con relación a los demás.

Esto ocurre en el mundo. Pero que ocurre con los creyentes? Somos capaces de reconocer que alguien ha hecho las cosas mejor que nosotros y lo aceptamos con naturalidad?

O procedemos como en el mundo, sin valorar lo hecho por el prójimo y sin valorar sus méritos? Estas son las cuestiones que debemos de resolver según las enseñanzas que hemos recibido.

Nuestra gloria nunca será entre los hombres y nuestra honra nunca será la que nos concedan las hombres. Nuestra gloria y nuestra honra solamente la recibiremos del Señor, cuando llegue la hora.

Proverbios 22:4
Diego Acosta García  

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