En las últimas horas fueron quemadas un centenar de casas donde vivían cristianos y fueron quemadas dos Iglesia, en la ciudad de Lahore en el norte del país.
En ataques realizados por manifestantes musulmanes se registraron más de un centenar de heridos y provocaron que otros varios centenares de personas huyeran.
El agravamiento de la situación es producto de las reformas que se introdujeron en el Código Civil de Pakistán, por el dictador Mohamel Zia ul Haq, que castigan hasta con la pena de muerte a quienes insulten el Corán.
En los ataques perpetrados este fin de semana uno de los cristianos estuvo a punto de ser linchado por la multitud exaltada, que perseguía a los que se considera enemigos del Islam.
Recientemente se produjo el caso de la acusación de blasfemia de una niña discapacitada de trece años, que inicialmente estuvo a punto de ser condenada por un delito que no había cometido.
Ahora preocupa la situación de Asia Bibi, una mujer cristiana condenada a muerte por una acusación de blasfemia. Ella prefirió morir como cristiana a salir de la cárcel como musulmana, como le propusieron las autoridades.
Asia Bibi lleva más de tres años recluida en un módulo de aislamiento y podría morir en la horca si la sentencia se cumple. Su situación es extremadamente grave.
Los abogados pakistaníes se niegan a defenderla porque temen las represalias de los extremistas musulmanes y los letrados extranjeros son demasiados caros para la familia de la mujer.
Se están intensificando las gestiones para recaudar fondos que permitan que un abogado extranjero pueda defender a la mujer, que puede ser ahorcada en cualquier momento.
El gobierno de España se ha comprometido a concederle asilo político en el caso de que fuera liberada, ya que en su país no podría vivir por el alto riesgo de ser asesinada.
Más evidencias de la dramática situación que viven los cristianos en los países musulmanes. Mientras tanto nadie exige reciprocidad a estos estados y en cambio se conceden a los musulmanes las garantías de la libertad que no practican.

Fuentes: Libertad Digital – España
Press SM – Diego Acosta García