Hay quienes son entusiastas de la Biblia con disposición para leer durante bastante tiempo cada día, el Libro que tenemos como referencia única los creyentes.
Ese entusiasmo es más que elogiable porque revela el interés por conocer aquello que el Eterno ha puesto en conocimiento de los hombres, para que sean nuestro sustento espiritual.
Leer por tanto la Biblia, es esencialmente bueno para quién lo hace y preocupante para quienes no lo practican, porque pierden la fuente de donde mana toda la Sabiduría que necesitamos.
La cuestión es que además de leer la Biblia, debemos esforzarnos por entender lo que leemos, es decir clamar al Espíritu para que nos revele lo profundo de cada pasaje.
Porque puede darse el caso de que en algún momento consideremos que la Biblia se torna aburrida, en aquellos pasajes en los que se detalla minuciosamente la disposición de las tribus o la construcción del templo.
Es en esos momentos cuando el Espíritu nos tiene que revelar que aquello que nos puede resultar aburrido, no es otra cosa que la demostración total de que el Eterno es un Dios de Orden.
Sigamos leyendo la Biblia con renovado entusiasmo, pero no dejemos de pedir ayuda al Espíritu para que podamos comprender cuál es el mensaje que el Señor nos ha dejado en cada pasaje del Texto.
Deuteronomio 17:19
Diego Acosta García