Quienes creemos que estamos por lo menos en el comienzo del final, no podemos dejar de impresionarnos por lo que está ocurriendo en el país donde se inició la Reforma.
En el país donde Dios levantó a un hombre de la iglesia para convertirlo en el autor del más grande movimiento que se ha producido en el Cuerpo de Cristo desde la época de Constantino.
Recordemos que Jesús les anunció a los discípulos que las señales serían entre otras, la multiplicación de la maldad que hará que el amor de muchos se enfriará.
No es exactamente eso lo que está ocurriendo? La maldad crece con la influencia que el mundo está ejerciendo sobre nosotros los creyentes y por lógica sobre el propio Cuerpo de Cristo.
Entonces como no se enfriará el amor de muchos? Debemos reflexionar sobre esta cuestión y reflexionar todavía más en profundidad, si pensamos que esta cuestión afecta solamente a Alemania.
No están ocurriendo situaciones parecidas en otros países? No nos estamos enfriando a pesar de que queremos ver avivamiento donde tal vez solo haya entusiasmo?
Estamos llegando quizás como nunca antes a la hora de los tiempos que determinarán el cumplimiento del Plan de Dios. El cumplimiento cíclico de algunas profecías creemos que se ha terminado.
Hoy Israel vuelve a ser un Estado después de casi 1900 años de diáspora por todo el mundo. Y la Ciudad Santa, la Jerusalén de David, está desde el año 1967 bajo el poder de los hebreos y sin divisiones.
Reflexionemos sobre lo que está ocurriendo en Alemania, en otros países y sobre todo, reflexionemos acerca de nuestra propia vida. Estamos preparados para los tiempos del fin? Y para nuestro propio fin?

Diego Acosta García