Algunas personas piensan que son generosas y a veces en demasía, porque entregan ofrendas y diezman en su congregación. En realidad eso no indica generosidad, lo que revela es cumplimiento de lo que se debe hacer.
Alguien puede ser mezquino y ofrenda y diezma regularmente? Desde luego que sí, porque lo que significa obediencia no necesariamente representa ese “algo más” que distingue a las personas.
Podemos llegar a pensar que por el simple hecho de haber contribuido con lo que debíamos ya hemos dado todo lo que se requiere de nosotros y por tanto vivimos satisfechos de nuestra forma de comportarnos.
Precisamente en que debemos de seguir dando más, es donde está la gran diferencia sobre lo que Jesús nos enseñó. La misericordia se demuestra de muchas maneras y el amor también.
Si estamos tranquilos porque hemos dado, tal vez deberíamos preguntarnos qué fue lo que entregamos y que representa eso para nuestra vida de creyentes.
Recordamos el caso de la viuda que entregó menos que nadie probablemente, pero entregó más que todos con seguridad, como Jesús mismo lo destacó.
La mezquindad del corazón se traduce en que siempre damos hasta el límite que se nos exige, como si transponer ese límite nos pudiera suponer un problema para el futuro. No cerremos el puño, abramos nuestras manos!
Marcos 12:42-44
Diego Acosta García