Cuando Pablo fue llevado ante el rey Agripa para que fuera escuchado por los cargos por los que los judíos decían que no debía vivir más, se estaba consumando la defensa de un inocente.
Frente a la injusticia son múltiples los caminos que utiliza el Señor para salvar a los suyos y frente a la injusticia, también son múltiples los caminos que podemos recorrer.
Desde que el hombre comenzó a organizarse en pequeños grupos, siempre se buscó que hubiera una serie de normas que rigieran esa forma de vida en sociedad.
La Justicia o la falta de ella fueron determinantes para que los hombres se enfrentaran cruelmente, porque junto con la naturaleza de hacer daño a los demás, también tenemos la de defendernos.
De allí la importancia de la defensa contra la injusticia y especialmente la injusticia que practican los hombres para defender sus intereses y también sus prebendas.
Jesús defendió a quienes no se podían defender y advirtió acerca de quienes hicieran el mal a los débiles.
La injusticia que se iba a ejecutar sobre la vida de Pablo, fue salvada por un gobernador romano, que no quiso asumir responsabilidades frente a un hecho sobre el que carecía de pruebas. Así debemos obrar!
Hechos 25:27
Diego Acosta García