Cada vez es más frecuente escuchar en las congregaciones frases relacionadas con las sensaciones, con las emociones que pueden vivirse en los Cultos.
Verdaderamente pareciera que el fin último de participar en las reuniones es percibir, sentir, conmoverse…también podría agregarse emocionarse y hasta extasiarse.
Pero es esto lo que debemos perseguir? Buscar otra forma de relacionarnos con las cosas del Señor, a través de los sentidos? Someter nuestra relación con el Señor a cuestiones como estas?
Si esto fuera así, que pareciera que lo es, francamente todo resulta más preocupante de lo que pareciera. En lugar de acercarnos nos estamos alejando del Señor.
Jesús enseñó a vivir de una manera diferente, a no percibir nuestra relación con Él como una religión, sino todo lo contrario. Buscarlo es necesario, imprescindible, pero de la forma correcta.
Cuando apelamos a las sensaciones estamos dando prioridad a los más primitivos sentimientos que tenemos los humanos y las cosas de Dios no son ni corporales ni materiales.
Escudriñemos nuestro interior para responder con franqueza si estamos obrando como creyentes o buscando las sensaciones que se buscan en el mundo desenfrenadamente.
Honrar al Señor no es una cuestión de emociones, es una cuestión de orden superior a la que solamente podemos llegar mediante el recogimiento y la oración. Las emociones no son parte del Reino!
Proverbios 1:20-22
Diego Acosta García