Esta brutal noticia exige el máximo rigor en todos los sentidos. La familia permite el casamiento de su hija de 8 años con un hombre que tiene 40. Las brutales heridas recibidas en su aparato genital provocaron la muerte.
Si esto hubiera ocurrido en algún país de Occidente estaríamos hablando de asesinato, incluso hasta se estaría reclamando la pena de muerte para el autor del hecho. Y castigos ejemplares para la familia.
Pero como ha ocurrido en Yemen, tal vez hagamos un gesto mínimo de desaliento y continuamos nuestra vida como si nada hubiera pasado. Pero es así como debemos reaccionar?
No dijo Jesús que el Reino era de los niños? Como entendemos esta afirmación confrontando el asesinato en su noche de bodas de una niña de 8 años?
En esto tenemos una común responsabilidad los gobiernos y las sociedades. Nadie reclama ningún derecho porque se trata de una “cuestión cultural”, que es lo mismo que reconocer nuestra culpabilidad por omisión.
Con ese mismo criterio se conculcan TODOS LOS DÍAS los derechos de los ciudadanos occidentales cuando vemos a mujeres con el rostro oculto en nuestros países, pero también toleramos la “cuestión cultural”.
No solo que la defendemos olvidando cuantos cristianos fueron muertos por tener una creencia diferente a la musulmana. Y hay varias preguntas más por hacer.
Por qué ni las sociedades ni los gobiernos reclaman los mismos derechos que se otorgan a los musulmanes Occidente, puedan ser reconocidos en los países regidos por el Corán?
Por qué nos callamos ante el grave riesgo de muerte en el que sobreviven nuestros misioneros en los países musulmanes? Por qué nos callamos ante la absoluta imposibilidad de abrir iglesias en los países musulmanes?
Como las respuestas son casi obvias es que nos podemos imaginar que el ominoso silencio que ha envuelto la muerte de una niña de 8 años en su noche de bodas, nos importe bastante poco.
Sabemos que muchos dirán que somos extremistas, intolerantes, predicadores del odio y enemigos de la convivencia. Pero si es precisamente eso es lo que reclamamos: Que se nos permita la convivencia en los países musulmanes! En sus países!
Es tiempo de reflexionar. Es tiempo de asumir que un Día afrontaremos el Juicio y tendremos que responder por qué nos callamos cuando debimos hablar. Por qué fuimos cómplices del asesinato de una niña de 8 años en su noche de bodas, entre otras cosas.
Diego Acosta García