Un conocido se defendía por haber dicho una mentira, argumentando que en realidad no era más que una mentirilla. Por tanto había que olvidar el hecho y no darle más importancia.
Lo notable del caso es que la mayoría de quienes escucharon estas palabras las aceptaron, dando por bueno el razonamiento ya que al fin y al cabo todo el mundo dice mentiras y mentirillas.
Nos llamó poderosamente la atención con qué facilidad en el mundo justificamos todo, aceptamos todo y damos lo malo por bueno con una ligereza impresionante.
El conocido de la historia, digamos que fue absuelto casi por unanimidad por quienes escucharon su declaración, porque probablemente todos seguirían mintiendo en el futuro para luego justificarse de la misma manera.
Una mentirilla es una mentira. Es como un robo: robar un euro es lo mismo que robar un millón de euros. Alguien podrá argumentar que las cantidades son diferentes y tendrá razón.
En lo que no tendrá razón es en lo que concierne a la actitud de robar, sea poco o sea mucho. Esa es la cuestión. No quedaremos absueltos si robamos un euro, justificando que no era un millón…
Las normas de vida del Eterno son difíciles de cumplir porque tienen la Santidad de su Creador. La mentira, grande o pequeña siempre causará daño, empezando por nosotros mismos!
Éxodo 23:7
Diego Acosta García
Música: Neide Ferreiraç