La impresionante oleada de elogios hacia Nelson Mandela tras el anuncio de su muerte, parece obviar algunos detalles fundamentales de su vida personal y de su vida pública.
Mandela tuvo los claroscuros de muchos hombres y muchas mujeres que han vivido con intensidad y dejando sombras sobre su pasado. Pero parece que todo se olvida en el momento de la muerte.
Lo más sorprendente de esta oleada de elogios, son los que hombres públicos hicieron declarando que Mandela había sido un ejemplo para sus vidas y que habían tomado decisiones pensando en él.
Si esto fuera verdaderamente así, el mundo sería distinto, mejor. Pero mucho nos tememos que esas frases poniendo como ejemplo a Mandela, solo son las típicas frases de circunstancias.
Muy poco se ha comentado acerca del momento trascendental de la vida de Mandela: Cuando abandonó la cárcel. Tenía 72 años y había pasado en prisión más de 27 años.
Y en este punto es necesario detenerse para comprender la verdadera dimensión de Mandela. En ese momento crucil, decidió olvidarse de reclamar por sus 27 años de prisión y pensó en el país y su gente.
En eso consistió el gran ejemplo que nos ha dejado el líder sudafricano. Se olvidó de sus penurias en la cárcel y tuvo presente las necesidades del presente y del futuro de su nación.
Podríamos afirmar que obró como nos mandó Jesús: SERVIR Y NO SER SERVIDO. Cuántos hombres podemos decir lo mismo? Seamos simples ciudadanos o encumbrados hombres públicos?
Por esta razón nos preguntamos cuánto de cierto tienen las afirmaciones de los políticos al decir que Mandela fue su ejemplo. Cuántos de los que dijeron eso… pueden mostrar que sirven y no son servidos!
Desde esa perspectiva el mensaje que ha dejado Mandela es demasiado importante, como para ahogarlo en palabras vacías de contenido que olvidan su gran decisión.
Mandela en el momento más crucial de su vida decidió SERVIR a su pueblo y a su país y no…ser servido. Gloria a Dios por su decisión!
Oremos por los líderes y los gobernantes!
Diego Acosta