Un hombre que se mantenía alejado y con gesto huraño, se acercó para que orara por él: Yo sé que no tengo perdón por lo que hice, pero igual quiero que ore por mí.
Le contestamos: Jesús no vino al mundo para salvar a los buenos, sino vino para traernos una esperanza para los que somos pecadores. Pero él insistió: Sí pero lo que yo hice…
No hay ningún pecado por tremendo y grande que sea, que Dios no pueda perdonar. El hombre preguntó: Está seguro de lo que está diciendo? Por supuesto que estoy seguro y yo sé que he sido perdonado por mi pasado.
El hombre bajó la cabeza en gesto de pensar y luego volvió a hablar: Yo siempre creí que cargaría con mi pasado toda la vida, pero si Ud.dice que puedo ser perdonado…
Pero, si le contara… No hace falta que me cuente nada, le dije. Dios sabe lo que Ud. ha hecho, oremos por su arrepentimiento para que pueda ser perdonado.
Oramos abrazados y poco a poco pude percibir el dolor de su llanto, mientras pedía perdón. No sabemos cuanto tiempo pasó, pero sí sabemos que ese hombre había sido perdonado!
Ha pasado un cierto tiempo de esta historia y nuestro hombre aceptó a Jesús, se reconcilió con su familia y hoy sirve al Señor con esperanza!
Hechos 2:26
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira