El tema del avivamiento parece ser una de las grandes preocupaciones de quienes nos llamamos hijos de Dios. Es un tema recurrente en cuanto se profundiza la necesidad de extender el Reino.
Pero que significa el avivamiento?
Por la Gracia de la revelación, creemos que no es otra cosa que encender un fuego. Quienes alguna vez encendieron un fuego con ramas y troncos, saben perfectamente lo difícil que es lograr que surjan las llamas.
También sabrán que una vez encendido y cuando nos encontramos satisfechos por haberlo logrado, descubrimos que hay otra cosa más importante todavía: Mantenerlo encendido.
Y esto es el avivamiento!
Encender un fuego y luego mantenerlo vivo. Pero como encendemos el fuego? De donde sacamos las astillas, las ramas y los troncos más grandes?
Las astillas podrían ser nuestros pequeños arrebatos, las ramas nuestras reacciones imprevisibles y los troncos nuestra arrogancia, nuestra altivez, nuestro orgullo.
Cuando logremos quemarlos y se encienda la llama vendrá luego el trabajo de mantener ese fuego. Y como lo lograremos? Quemando los troncos mayores de nuestros pecados cotidianos.
Los más difíciles de arrancar de nuestras vidas, porque son los hábitos, las costumbres, los formalismos que nos impiden acercarnos verdaderamente al Señor.
Esto es el avivamiento!
Prender fuego a todo lo que arrastramos como hombres y mujeres viejos, para que pueda encenderse la hoguera con lo que éramos, para alumbrar lo que deseamos ser!
2 Reyes 18:4-5
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira
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