CRECER

La Creación no solo nos impresiona por su Grandeza infinita, sino porque además nos aporta lecciones que debemos apreciar para que sean fuente de inspiración para nuestras vidas.

Una de ellas, es la clase de alimentación que proporcionamos a los recién nacidos, que progresivamente va siendo más densa y sustanciosa, según pasan los meses primero y los años después.

Pablo nos advirtió acerca de esto y de nuestro crecimiento espiritual, cuando enseñó que no podíamos pasar todo el tiempo como criaturas de pocos meses.

Nos estaba alentando a aceptar que el crecimiento como creyentes, tiene los mismos ciclos que el crecimiento como seres vivientes y que nunca podríamos dar alimentos de un bebé a una persona adulta.

Lo contrario también provocaría graves daños a un niñito de poco tiempo. Si esto es así: Por qué seguimos tratando a nuestros hijos como si fueran unas criaturas?

Si los sobreprotegemos les estamos evitando muchos sinsabores, pero seguramente la vida se encargará de proporcionarles muchas amarguras, mayores aún que las que intentamos que no probaran.

Para los mayores es una obligación guardar y educar a su descendencia, pero también es necesario ser sabios para permitirles que adopten sus propias decisiones, lo que supone que cometerán sus propios errores.

En lo único que deberemos perseverar hasta el último aliento, es en tratar de ser buenos ejemplos para nuestros hijos. Que ellos puedan ver en nuestros hechos lo que hemos proclamado con nuestras palabras.

1 Corintios 3:6

Diego Acosta
Música: Neide Ferreira

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