Los humanos estamos viviendo como si gozáramos de una impunidad que en realidad no tenemos ni tendremos. Nuestro desafío al Soberano es permanente y abarca todos los ámbitos.
Pablo hablaba de temor y temblor…pero estas palabras parecieran no tener el menor significado para nosotros. Y como los años pasan aparentemente sin consecuencias, llegamos a creer que el brazo de Dios se ha cansado.
Vano error de los hombres de este milenio que es más trascendente de lo que nos imaginamos, porque las señales de que nos aproximamos al fin son cada vez más evidentes.
Esto es precisamente lo que confirma esta actitud tan displicente que adoptamos frente a las normas del Eterno y la sensación de que saldremos indemnes a pesar de todo lo que hagamos.
Jesús nos anunció el fin y sin embargo no somos capaces de advertir las señales sobre Israel, de su establecimiento como Nación y de la unidad por primera vez en cientos de años de la ciudad santa de Jerusalén bajo la autoridad de los hebreos.
Estas tremendas señales no las reconocemos o no las queremos reconocer, porque lo impío parece triunfar sobre lo Santo, el pecado sobre la Santidad, la brutalidad sobre la Misericordia, el horror sobre el Amor.
Despertemos a la realidad! Todavía estamos a tiempo!
No vivamos malgastando nuestros esfuerzos en la vana-gloria, ni nos empeñemos en los vulgares triunfos del mundo. Recordemos que debemos ser el remanente del Señor!
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira