Ante una misma situación podrían ocurrir casi siempre dos cosas…Si lo llevamos al plano de las cuestiones de Dios, podemos afirmar que ante una misma situación siempre pueden ocurrir dos cosas.
Esa diferencia consiste en reconocer o no la existencia de Dios, reconocer o no su Soberana Voluntad sobre todas las cosas, reconocer o no su Omnipotencia para decidir sobre todos los actos de los hombres.
Quienes niegan la existencia de Dios se niegan también a admitir que el Soberano pueda incidir sobre cualquier hecho de su vida o sobre todo lo Creado. Su propia negación los condena a una sorprendente situación.
Aún negando a Dios están sometidos a su Voluntad y aún negando su existencia todo lo que hagan, todo lo que proyecten, todo lo que sueñen o todo lo que anhelen, también está bajo la Soberanía del Eterno.
Negar a Dios no significa impedir que sus decisiones estén sobre nuestras vidas!
Siendo así, podríamos preguntarnos de qué sirve negar a Dios si lo mismo estaremos bajo su Voluntad? Es evidente que el caso corresponde al ámbito del libre albedrío de cada persona, que a partir de ese momento asume todas las cargas por sus decisiones.
Y que nos ocurre a quienes si aceptamos la Soberanía del Señor sobre nuestras vidas?
Ocurre que desde ese mismo momento somos su responsabilidad y Él cuidará de nosotros mejor que nadie, cuidará mejor de nuestros hijos mejor que nosotros sus padres carnales y siempre nos dará lo mejor para cada uno porque nos conoce desde antes de ser concebidos!
Salmos 32:10
Devocional: Diego Acosta
Música: Neide Ferreira
www.septimomilenio.com
Edición: Davi Blumenthal
PactoNuevo – http://www.pactonuevo.org