Una persona realizó una sorprendente afirmación: Nos estamos convirtiendo en los burócratas del Evangelio, en lugar de ser sus proclamadores. Esta frase provocó un gran impacto y la consiguiente reacción de quienes la escucharon.
El protagonista del episodio lejos de arredrarse por la magnitud del movimiento que provocó, esgrimió el concepto de burocracia, que no es otra cosa que el trabajo ineficiente, provocado por las formalidades excesivas, la rigidez y el exceso de documentación como si la Iglesia fuera una empresa.
El causante del revuelo se preguntó: No es lo mismo que hicieron los fariseos? Y si no es lo mismo, es bastante parecido. Estamos más ocupados en hacernos un lugar en el mundo evangélico que en cumplir el mandato rercibido por Jesús.
Los que nos estamos convirtiendo en burócratas del Evangelio no estamos haciendo una cosa muy diferente de lo que hacían los fariseos. Estamos poniendo todo lo que es superfluo por encima de la gran tarea de salvar vidas.
Algunos de los hombres a los que legítimamente podemos llamar siervos de Dios, continuamente están haciendo llamamientos relacionados con el accionar de muchos líderes. Como es de suponer en este debate, algunos nombran a Jesús lo menos posible.
Es necesario que volvamos a las fuentes y entendamos que la Iglesia es única y exclusivamente de Jesús. Que las ovejas que están a cuidado de los líderes, pertenecen también única y exclusivamente a Jesús. La Iglesia y las ovejas, no son patrimonio de nadie, sino de Jesús.
Lo único que tenemos como responsabilidad personal, es el mandato de servir a Jesús y de proclamar el Evangelio!
1 Timoteo 3:15
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira