Una creciente polémica actualiza una grave cuestión relacionada con la salud física y también con la salud espiritual. En el fondo se trata de una antighua cuestión, pero con la variante que se pretende aplicar el progreso a algo casi tan antiguo como el hombre.
Fumar ha sido y será un lazo para los humanos, tanto sea que se mantenga el modo tradicional más conocido como que se utilice el modernismo, para seguir practicando algo que es marcadamente preocupante para sus practicantes.
Es curioso cómo nos encerramos en los detalles y también en lo que supuestamente es mejor el uno que el otro. Desde la perspectiva física, resulta tan nocivo uno como, por lo que no debería haber más debate.
Los dos son altamente perjudiciales para la salud y recordando que somos mayordomos de nuestro cuerpo, la responsabilidad es ineludible, por cuanto sabemos que lo estamos dañando y aún así perseveramos en lo malo.
Pero, si graves son las consecuencias físicas no menos grave resulta la cuestión si la relacionamos con las cosas de Dios. Se nos supone la condición de hombres nuevos y de mujeres nuevas, entonces por qué seguimos aferrados a los vicios del pasado?
Por muchas justificaciones que busquemos o razones que esgrimamos, lo cierto es que fumar es un vicio y un vicio representa una atadura espiritual muy grave. Un lazo, en el que nos enredamos voluntariamente.
Rompamos con los lazos del pasado, porque el vicio será siempre vicio, aunque se pueda haber modernizado.
Proverbios 2:14
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira