Muchos de nosotros pretendemos buscar la gracia de los hombres, siendo complacientes con ellos. Y de manera muy especial con quienes tienen alguna forma de poder o detentan alguna forma de autoridad.
Por qué buscamos ser complacientes?
Simplemente porque en algún lugar de nuestra mente albergamos la idea, que si tenemos la gracia de los poderosos nuestra vida será mejor o por lo menos, tendremos estaremos bajo su cuidado o protección.
Nada más humano que este pensamiento ni tampoco nada más mundana nuestra reacción. Es así como se vive en el mundo y es así como vivimos, muchas veces a pesar que hemos declarado que Jesús es nuestro Salvador.
De qué nos ha valido declararnos seguidores de Cristo?
De muy poco, porque tras la emoción de esa declaración no hay nada que la sustente, como no sea nuestro propio afán de sentirnos seguros, protegidos, cuidados en medio de la dureza del mundo.
Que nos ocurre con esa búsqueda de seguridad?
Nada más y nada menos que quedar fuera de la Bendición. Si vivimos según las normas del mundo, seremos mundanos. No podemos ser del mundo y ser de Dios. Esa es la gran lección que debemos aprender.
Por esta razón el Eterno exige obediencia, exige temor y temblor y no miedo. Quienes noos declaramos seguidores del Hijo, debemos ser fieles al Padre. Todo lo demás es una lamentable demostración de que tenemos muy poca fe y en cambio, mucho del mundo.
No busquemos complacer a los hombres, busquemos ser obedientes y escuchar aDios!
Marcos 1:11
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira