REGALO

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Un domingo en un mercadillo estuve punto de comprar algo que no precisaba, pero que me había llamado la atención. Cuando pensé en su atractivo advertí que el único que tenía era su marca.

Pensando en esto, recordé que hace muchos años ocurrió algo parecido con mi hermano, ya desaparecido. Tras un logro profesional de una relevancia mundial, decidí hacerle un regalo para que lo recordara.

Lo mejor que se me ocurrió fue comprarle un reloj de una primerísima marca y elevadísimo precio. Cuando le comenté lo que estaba haciendo no me respondió nada, por lo que seguí con la compra. Finalmente encontré el reloj sin preocuparme de su costo y muy satisfecho se lo llevé.

Cuando abrió la caja, la abrió, lo miró y me dijo: No lo quiero. Mi sorpresa no pudo ser mayor y entonces le pregunté: Por qué? Y me dio una respuesta que durante años seguí escuchando claramente: Para qué?

No hubo regalo y nunca más volvimos a hablar del tema. Lo notable es que siendo los dos partes del mundo, su gesto me había impresionado. Cuando ocurrió lo del mercadillo, el Señor tuvo misericordia de mí y entendí la respuesta.

Aquel para qué, que permanecía en mi memoria como un gran interrogante, en realidad fue un gesto de mi hermano que por torpeza no supe comprender. Mi hermano no precisaba de un reloj para percibir mi reconocimiento hacia él.

Hoy, con esta revelación, creo que siempre tendrá más valor para Dios, nuestro agradecimiento, que todo lo que le podamos ofrecer!

Proverbios 3:6

Diego Acosta
Música: Neide Ferreira

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