COMPETIR?

bible1Bien podríamos afirmar que en el mundo los hombres compiten ferozmente, despiadadamente. El tema daría lugar a la utilización de muchos adjetivos.

Todos reveladores de cómo somos los humanos cuando carecemos de normas de vida, que supongan límites a esa faceta oscura que todos albergamos en nuestro interior.

Nos podemos preguntar: Y en la iglesia no hay competencia?

Lamentablemente la respuesta es afirmativa, por la sencilla razón de que la transformación en hombres y mujeres nuevos, es un proceso largo y a veces muy complicado.

Siempre nos van quedando ataduras del pasado, cosas de nuestra vida que no quedaron en el agua cuando fuimos bautizados y que permanecen en nosotros, muchas veces contra nuestra propia voluntad.

De esto surge la importancia que debemos prestar a quienes se han entregado al Señor y precisan ser guiados con amor y paciencia, por el nuevo Camino que se les ha propuesto.

La cuestión que se plantea es muy práctica: Tenemos tiempo para dedicarles? Tenemos esa capacidad para escuchar y para modificar con amor las conductas equivocadas? O estamos pensando con quién competir?

Muchas veces cuando nos preguntamos qué podemos hacer en la congregación, pensemos en los nuevos creyentes. Esos que muchas veces los vemos como desorientados y sin rumbo…porque ellos son quienes más precisan de nosotros.

En la iglesia competimos, no podemos ser necios para negarlo. Pero debemos cambiar esa actitud de pretender ser mejores que otros, por la maravillosa obra de cuidar a las ovejas del Señor.

Competir siempre traerá frustraciones. Enseñar siempre traerá la alegría del propósito  cumplido!

Colosenses 1:28

Diego Acosta
Música: Neide Ferreira

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