Una persona afirmaba que uno de los personajes bíblicos que no le gustaban, era el segundo de los Reyes de Israel. Explicaba su actitud afirmando que había hecho muchas cosas malas en su vida.
Cuando la escuchamos pensamos en lo bueno que resulta que nos podamos manifestar libremente, para de esta manera enriquecer y enriquecernos con relación a nuestras creencias.
David desde luego no fue un hombre ejemplar, pero sin ninguna duda tuvo un corazón fiel al Eterno. Entonces cuando juzgamos sus hechos es importante que pensemos que finalmente fue el propio Dios quién administró su Justicia sobre su vida.
Pocos hombres podrían haber aceptado la decisión del Supremo de que no debía levantar el Templo, porque sus manos estaban manchadas de sangre. Y sin embargo cuántos méritos había hecho para ser su constructor!
Pero David aceptó mansamente la decisión Divina.
No era hombre de contender con Dios, sino de obedecerle.
Debemos ser sabios y diferenciar lo que significa la simpatía y lo que significa un juicio de valor sobre alguien. Pensemos en nuestros hermanos de la congregación. Habrá quienes no nos resulten simpáticos, pero tendremos que admitir su fidelidad al Señor.
Por encima de cualquier consideración, ningún hombre es perfecto delante del Señor!
Pero el Eterno conoce el corazón de todos nosotros. Desde los que fueron puestos en eminencia, hasta el más humilde de nosotros. Y solamente Él sabe con qué actitud lo servimos y con qué actitud lo honramos.
Puede que no nos guste algún personaje bíblico, pero pensemos que todos fueron elegidos por Dios para cumplir un propósito determinado. Igual que cada uno de nosotros!
1 Crónicas 29:28
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira
FOTO: publicada por el Diario Bild de Alemania, como correspondiente al que se cree era el palacio del Rey David.