Seguramente coincidiremos con la afirmación, de que pareciera que la predicación del culto dominical, nos estaba dirigida en forma personal, como si el portador del mensaje conociera nuestra situación.
Cuando ocurre esto nos alegramos porque de una forma o de otra estamos recibiendo una respuesta a una necesidad o la forma en que nos debemos conducir frente a situaciones que nos preocupan.
En el fondo debemos convenir que para tener esta clase de momentos tan especiales, es que formamos parte de una congregación y que escuchamos las predicaciones dominicales.
Es evidente que si no asistiéramos a los cultos y no escucháramos los mensajes, nunca tendríamos oportunidad de recibir una orientación y hasta una amonestación en el momento perfecto.
Como siempre nos asombramos cuando ocurren estas situaciones con los mensajes, debemos dar gracias al Señor por habernos escuchado y orar por el portador de la prédica, que sin saberlo fue un instrumento muy importante.
La vida cristiana se nutre de estos momentos específicos, razón por la que debemos perseverar en el cumplimiento de nuestra obligación de asistir a los cultos e integrarnos en una congregación.
En la hora de la apatía o de la desidia, recordemos estos momentos tan singulares que nos ha deparado el Señor, cuando de forma inesperada recibimos la respuesta o la guía necesaria para seguir adelante.
Nada de lo que el Señor nos encomienda queda fuera de su Plan para los hombres. Por eso nos habla en el lugar adecuado y en el tiempo preciso. Oremos en acción de gracias por esto y entendamos que la Razón del Señor, es inescrutable pero buena para nosotros!
Lucas 8:15
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira
