Todos tenemos motivos personales para festejar y es maravilloso que lo hagamos, dando gracias al Señor que es el Hacedor de todas las cosas. Si festejamos y agradecemos estamos testimoniando a quién reconocemos como Creador.
Muchos de nosotros nos privamos de festejar acontecimientos personales que son relevantes para quienes los comparten, pero que tal vez por recato o por prudencia no deseamos hacerlos notorios.
Pero es bueno que nos recordemos aquellas cosas maravillosas que solo el Señor puede hacer. Los milagros personales que reconocemos son obra única del Señor!
Alegrarse por esto es una forma de mostrar agradecimiento y también una forma de reconocer que el Eterno está en el control de todas las cosas. Aún de aquellas que cuando ocurren llamamos milagros.
Es legítimo que en forma discreta o en forma pública, conmemoremos un determinado acontecimiento que cambió nuestras vidas de una manera impensable.
Tan legítimo es que podemos pensar que forma parte de nuestra manera de testimoniar nuestro agradecimiento porque al Señor le ha placido que determinado momento de nuestras vidas, ocurriera y fuera bueno, como todo lo que Él hace.
No seamos modestos en nuestro reconocimiento al Supremo. No seamos mezquinos en mostrarle nuestro agradecimiento por haber obrado con benignidad en la vida de dos personas, transformando su futuro.
Oremos con corazones agradecidos y festejemos con alegría aquello que el Señor ha hecho. Recordando siempre que su Voluntad es buena, perfecta y agradable. Guardemos el tesoro que ha puesto en nuestras manos!
Salmo 30:12
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira