Pablo formuló una sorprendente pregunta a los gálatas: Puede alguien convertirse en enemigo de otras personas, por decirles la verdad? Tristemente, la mayoría de las veces la respuesta es afirmativa.

Resulta casi inevitable que cuando debemos confrontar nuestra realidad con la Palabra de Dios, encontremos que hay cosas que nos sorprenden profundamente porque se oponen a lo que nos agrada, a lo que nos conviene.

Pablo puso de manifiesto claramente, sin ninguna clase de eufemismos cuál era el problema que estaba viviendo con hombres y mujeres, que en su momento se desvivieron de agradecimiento hacia él.

Puede parecer contradictorio este comportamiento de los gálatas, pero sin embargo tiene un fundamento muy serio en aquello que arrastramos del mundo, que es vivir como nos parece o escuchar lo que nos gusta.

Los gálatas no hicieron cosas muy diferentes de las que podemos hacer nosotros mismos en nuestros días. Hoy nos parece bien algo y mañana lo condenamos porque nos ha dejado de servir, según nuestra visión de la vida.

En el caso de gálatas, ellos habían escuchado a los judaizantes y su mensaje les había parecido bien. Por eso Pablo les pregunta, si por poner en evidencia esa situación se había convertido en su enemigo.

Palabras más, palabras menos, los gálatas reaccionaron como hacemos nosotros hoy, cuando se nos confronta con el pecado, cuando se nos confronta con nuestra carnalidad, cuando se nos confronta con nuestro egoísmo.

No convirtamos en enemigo a quién nos dice la Verdad! Lo escuchemos y transformemos nuestra vida, en la dirección correcta.

Gálatas 4:16

Diego Acosta
Música: Neide Ferreira