En un notable proceso democrático más del 85 por ciento de los votantes escoceses, decidieron mantener la unidad con el Reino.
Mientras en otras regiones del mundo el independentismo llevó a auténticas tragedias de enfrentamientos armados, en Escocia todo transcurrió ejemplarmente.
Sin entrar a valorar las cuestiones que solo atañen a los propios escoceses, es digno de ser destacado que votaron NO comprendieron en profundidad, cuanto perderían con la separación.
La idea del independentismo alentado por políticos que profundizaron en los conceptos más primarios del nacionalismo, no pudieron finalmente imponer su lógica.
A partir de ahora vendrán complejas y difíciles negociaciones para determinar la ampliación de la autonomía de Escocia y seguramente de los otros estados que forman el Reino.
Serán auténticas negociaciones dignas de ser consideradas como tales, que resultan ejemplares a la luz de las graves consecuencias de muertes y de odio que se generan, cuando las formas democráticas son sustituidas por otras.
En otros países la existencia de procesos similares, deben tomarse como ejemplo las decisiones de los ciudadanos escoceses.
Diego Acosta