La disposición de servir al prójimo, muchas veces tropieza con el inconveniente de no saber como encauzar la sana intención del corazón.
Buscamos, anhelamos servir, pero no encontramos la manera práctica de hacerlo, porque suponemos que debe haber fórmulas más o menos establecidas y que desconocemos.
Sin embargo la realidad es completamente diferente. Recuerdo que hace muchos años en una humilde iglesia, un grupo grande de hermanos trabajaba para cambiar el suelo de tierra por uno de cemento.
Como mi intención era ser parte del esfuerzo pregunté: Que puedo hacer? Y la respuesta que recibí, hasta hoy la retengo en mis oídos.
El que quiere trabajar, siempre encuentra algo para hacer!
En otras palabras me estaban diciendo que observara y que pronto vería que queriendo trabajar, siempre es posible hacerlo
Y fue así. Miré con atención y descubrí que una de las tareas más sencillas era una de las que hacía más lento el trabajo.
Y no era otra cosa que echar arena en las carretillas, para hacer el cemento. En ese mismo momento comencé a hacer esa parte del trabajo, que ayudó en la modesta fuerza de mi empeño.
Si deseamos servir, observemos con atención a nuestro alrededor y algo encontraremos para hacer. No importa lo que sea, lo que resulta bueno es que siempre en algo podemos contribuir al esfuerzo de todos.
La imagen de un médico o un enfermero haciendo sonreír a un niño nos puede ayudar a comprender la idea de que para servir, lo primero y más importante es la actitud.
Hay tanto para hacer…y tan pocos para realizarlo!
Lucas 10:2
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira