Hay frases que de tanto escucharlas las incorporamos a nuestras formas coloquiales de hablar y lo que es más grave todavía, las asumimos como si fueran grandes verdades.
Alguien comenzó a hablar de la generación de jóvenes que NI trabajan NI estudian o en el orden inverso, con el mismo resultado, jóvenes que han decidido no hacer nada con sus vidas.
Y esto lo aceptamos con naturalidad, que haya jóvenes que tomaron la decisión de no hacer nada, dedicando las horas más vitales de su vida a una actitud pasiva e indolente.
Nos deberíamos preguntar: que nos está pasando a los mayores, para que nuestros jóvenes adopten semejantes actitudes? Que es lo que estamos haciendo mal los mayores con relación a nuestros jóvenes?
No se trata de levantar un dedo inquisidor, se trata de asumir lo que estamos haciendo mal los mayores, para que nuestros jóvenes no acepten con fatalismo una frase más o menos afortunada.
Los mayores debemos recordar que nuestra responsabilidad con nuestros hijos es absolutamente indeclinable, por tanto no valen las excusas ni las extravagantes razones que solemos dar para justificarnos.
No podemos ni debemos aceptar que la frase NI NI pueda llegar a convertirse en una realidad con nuestros hijos. Por el contrario debemos afirmarnos en las promesas hechas por Dios a nuestra descendencia.
Salmos 127:3
Diego Acosta García