Iniciamos el Día del Señor, como otro cualquiera… Pero el Espíritu nos toca y entonces decidimos renovar nuestro Pacto con el Señor. No vamos a ir a la iglesia como si fuéramos a una reunión social. No vamos a ver a nuestros amigos hermanos. No vamos a escuchar lo que nos gusta en la predicación. No vamos a dejar nuestra ofrenda, como una dádiva. No vamos a pensar en lo que haríamos si dispusiéramos del diezmo. No vamos a escuchar música sino a alabar al Señor. No vamos a criticar ni a juzgar a nadie. Solamente vamos a honrar a Jesús! Hablemos de esto con nuestra esposa, con nuestro esposo, nuestros padres, nuestros hijos, nuestros hermanos. Hablemos con nuestra novia o nuestro novio. Renovemos el Pacto con el Señor! Un domingo… Como hoy!