La mayoría de las veces somos reacios a escuchar consejos y mucho menos si no lo hemos pedido o si provienen de ciertas personas.
Forma parte de nuestra naturaleza desconocer la capacidad de terceros para que nos puedan dar palabras apropiadas, sobre determinados temas.
Para decirlo de otras maneras: Nos creemos demasiado importantes como para aceptar consejos de nadie o prácticamente de ningún hombre o de ninguna mujer.
Solamente cuando nos enfrentamos con situaciones de extrema gravedad es cuando apelamos a los consejos, la mayoría de las veces tardíamente.
La Palabra de Dios menciona situaciones en las que los consejos o no fueron escuchados o no fueron tenidos en cuenta, con malos resultados en todos los casos.
Como modelo de esa relación persona-consejeros, tal vez podamos adoptar el de Job y sus amigos, en los tremendos momentos que le tocó vivir.
Es muy difícil discernir acerca de los consejos, cuando son honrados y sin segundas intenciones o cuando detrás de su buena apariencia, se esconde un propósito oculto.
Por eso, es necesario discernir…siempre.
Un consejo puede estar bien inspirado y provenir de una persona que no tiene una vida que nos haga vislumbrar que sus reflexiones puedan ser las más adecuadas.
O pueden provenir de quienes con las mejores intenciones, estén equivocados en sus razonamientos. Por eso es tan difícil escuchar consejos…
La Palabra de Dios nos debe hacer reflexionar, como Job reflexionó acerca de los consejos de sus amigos. Y recibió de Dios la respuesta. La Memoria de las enseñanzas recibidas, lo hicieron adoptar la única actitud posible ante Eterno.
Job 42:3
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira
