Cuánto hace que no leemos estos maravillosos versos proféticos?
6 Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. 7 Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.
El mundo parece empeñado en hacernos olvidar lo que conmemoramos en Navidad. Dejando al margen el convencionalismo sobre la fecha, no podemos negar la trascendencia de lo que hacemos Memoria.
El nacimiento del Hijo del Hombre!
El nacimiento de Jesús!
El nacimiento del Cristo!
Hagamos frente a la batalla espiritual que se libra contra nuestro Salvador, declarando que para nosotros es Navidad, porque conmemoramos el glorioso Nacimiento y que no aceptamos aquello de felices fiestas…
Las ofrendas al Niño, fueron muy significativas: NO fueron regalos, fueron el reconocimiento a quién había nacido: el Hijo de Dios hecho Hombre.
Hagamos Memoria de la Navidad, hagamos Memoria de lo que verdaderamente conmemoramos y no nos rindamos a la frivolidad del mundo y al intento de hacernos olvidar lo fundamental.
Sin Jesús no tendríamos la promesa de la Salvación,
Sin Jesús no tendríamos la Esperanza para vivir en este mundo,
Sin Jesús seríamos simples seres vivientes, sin normas y sin vida interior.
En esta Navidad, renovemos nuestro compromiso para cumplir con la Gran Comisión.
Para eso estamos en la Tierra!
Por eso debemos conmemorar la Navidad!
