Conozco el caso de una señora que en su madurez ha recibido la Gracia que está contenida en una de las maravillosas enseñanzas de la Biblia.
La hermana no tuvo hijos durante los años que duró su matrimonio y en este tiempo, la lógica del mundo diría que se encontraría sola y frustrada por la falta de descendencia.
Esta es la realidad que muchas personas pueden ver todos los días, sin saber cómo es en verdad su vida y como está sirviendo calladamente al Señor.
Desde hace un tiempo, todos los días recibe al mediodía a un grupo de niños que tienen problemas de los más variados, pero que esencialmente el más importante.
Y ese problema que tienen no es otro que la falta de Amor. Por duro que parezca la vida familiar no les brinda esta cuestión tan importante para el desarrollo personal.
A esta hermana que no tuvo hijos biológicos, Dios le ha dado hijos que ella alimenta con un Amor digno de ser admirado, porque resulta ejemplar.
La historia de esta señora me hizo comprender cuánto podemos hacer, si en lugar de lamentarnos por como ha sido nuestra historia personal, nos ocupamos de la vida de otros seres.
La infinita Misericordia del Eterno nos puede deparar tiempos maravillosos de alegría allí donde no la debería haber y de compañía preciosa, allí donde tampoco la debería haber.
Cada vez que veo a esta hermana con los niños de otras madres, pienso en como el Señor es Misericordioso y pone Amor y Gozo allí donde debería haber frustración.
Isaías 54:1
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira