La cuestión del suicidio vuelve a ser tema de actualidad, porque las estadísticas son verdaderamente impresionantes por los impactantes números que contienen.
El suicidio es la mayor decisión que los seres que formamos parte de la especie humana podemos adoptar, una decisión tremenda pero que no representa una opción.
Se trata de una cuestión que supera el libre albedrío, porque no concierne a decisiones que están relacionadas con la opción que podemos hacer frente a diferentes alternativas.
Por lo tanto debemos asumir que el suicidio está directamente relacionado con el principio de vida que estableció Dios cuando creó el primer miembro de la especie, soplándole Su aliento.
Como sociedad y como creyentes debemos asumir que el suicidio es una cuestión que nos atañe especialmente, porque cada persona que se quita la vida nos afecta a todos. El drama de uno debería ser el drama de todos.
Como creyentes debemos extremar nuestra capacidad de establecer relaciones con otras personas, a fin de advertir por la cercanía, quién puede estar aproximándose a tomar una determinación radical.
Debemos asumir que el derecho a la vida ha sido establecido por Dios a los hombres que ha creado y por tanto, no podemos tomar una determinación sobre si seguimos viviendo o si apelamos al suicidio.
Génesis 2:7
Diego Acosta García