La magnitud de la reacción de Jehová contra el rey de Judá, pone de manifiesto la importancia que tiene un Pacto.
Incumplir un Pacto, es lo mismo que no hacer honor a un acuerdo, a un precepto o a una promesa, según la definición que podemos encontrar en los tratados de la lengua.
Esto significa que cada vez que no cumplimos un acuerdo con otra persona, verdaderamente estamos haciendo una VIOLACIÓN del Pacto con Dios.
Por qué razón?
Porque nuestras promesas deben ser cumplidas a las personas, del mismo modo en que deben ser cumplidas al Eterno.
Es importante que comprendamos que todo lo que hablamos y por tanto lo que prometemos, queda delante de Dios.
Fácilmente podemos llegar a pensar que si asumimos el compromiso de hacer determinada cosa o de cumplir con un determinado acuerdo, no tiene más importancia que algo que hacemos con una persona.
Sin embargo la fidelidad de nuestra palabra, se extiende más allá de los hombres para finalmente convertirse en fidelidad con el Supremo.
De allí la importancia de lo que hacemos o de lo que dejamos de hacer. Mucho más cuando con nuestra boca estamos proclamando el cumplimiento de una determinada promesa.
Lo que nuestra boca declara, queda delante de Dios, cada vez que lo hacemos. La VIOLACIÓN de nuestra palabra, es un hecho de una notable gravedad.
Si somos fieles estaremos honrando al Soberano. Pero si no lo somos, estaremos profanando su Santo Nombre.
Guardémonos de prometer algo, que no estemos seguros de cumplir!
Jeremías 34:20
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira