Alguna vez nos hemos preguntado si es normal vivir bajo un permanente estado de enfado, de nervios, de tensión frente a todo y a todos?
Que tiene de normal vivir en estado de CRISPACIÓN?
Deberíamos examinar nuestra vida interior para tratar de entender que es lo que nos está ocurriendo, sin ánimo de crítica personal.
Tan importante como eso, sería importante analizar la situación en la que estamos, sin caer en críticas para con nadie.
En otras palabras: Debemos pensar serenamente o buscar la serenidad, para encontrar la causa que provoca nuestro desasosiego.
Como evidentemente no encontraremos una sola, oremos para que el Señor nos muestre en su infinita Misericordia, cuál es el Camino correcto y cuáles son los equivocados en nuestra vida.
Bien podríamos estar haciendo lo malo, intentando hacer lo bueno, como nos enseñaba Pablo. Y esa puede ser una de las razones de nuestro estado de crispación.
Estas reflexiones las debemos acompañar con la oración constante sobre nosotros mismos, nuestra esposa, nuestro esposo, nuestros hijos, por el trabajo que tenemos o por el que no tenemos y que precisamos tener.
Porque no son solamente las cuestiones materiales las que nos puedan estar afectando, sino pueden ser las espirituales, que son mucho más difíciles de establecer y también de solucionar.
Pensemos que esta lucha personal que tenemos nos puede llevar a una gran victoria. Pensemos que la CRISPACIÓN puede ser una advertencia o una demostración de que estamos cometiendo errores.
Clamemos al Eterno para que por su Gracia nos ayude a encontrar de nuevo el buen Camino y entonces recuperar el Gozo.
Eclesiastés 2:26
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira