MIRAR – III

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A veces mirar nos resulta incómodo, porque lo que tenemos delante de nuestros ojos nos resulta desagradable o quizás algo perturbador.

Por eso desviamos la mirada y con este sencillo gesto nos apartamos de aquello que forma parte de la realidad y no de aquello que nos gustaría ver.

Junto con todas las excusas imaginables también podríamos sumar otra: Hay muchas personas que hacen lo mismo que yo…

Efectivamente somos muchos los que miramos hacia otro lado cuando vemos la injusticia con que se trata a algunas personas o directamente lo que llamamos maltrato.

Por qué obramos de esta manera?

Evidentemente porque todo lo que declaramos es parcialmente cierto!

Podemos preguntarnos: Por qué parcialmente cierto?

Amamos a Jesús? Sí.

Nos consideramos sus discípulos? Sí.

Estamos dispuestos a obrar como ÉL? Sí

Estamos dispuestos a cumplir con sus mandatos? Sí.

Entregaríamos nuestra vida por ÉL? Sí…o no?

Una sola pregunta puede poner en duda todo lo que afirmamos. Esto es lo que ocurre cuando nos enfrentamos a la necesidad, que podemos aliviar…y no lo hacemos.

Cuando podemos ayudar a quién está en riesgo cierto y nos apartamos.

O cuando pudiendo hacer algo que se nos solicita, lo consideramos contrario a nuestra supuesta dignidad o a nuestra supuesta jerarquía.

O cuando vemos una llaga mudamos la mirada para evitar tomar contacto con ese sufrimiento, que hasta puede tener un fuerte olor.

Tengamos cuidado con nuestras afirmaciones. Porque si no estamos dispuesto a MIRAR y enfrentar el dolor o las llagas ajenas, como podemos hablar del dolor de Jesús o de sus llagas?

Salmo 130:3

Diego Acosta
Música: Neide Ferreira

www.septimomilenio.com

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