OBEDIENCIA

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Hace unas pocas noches fui testigo de un hecho que me dejó profundamente preocupado y también triste por sus consecuencias.

Una niña de cuatro o cinco años estaba parada en la esquina de una avenida llamando a los gritos a su madre, que se encontraba en la esquina siguiente.

Lo que me sorprendió fue que la niña no lloraba, sino que era absolutamente imperativa en el requerimiento que hacía a su madre, para que la fuera buscar hasta donde se encontraba.
çLa niña quedó a mi espalda y yo caminaba en dirección a donde evidentemente se encontraban su padre y su madre, que hablaban animadamente.

Para que se comprenda más la situación, debo aclarar que la distancia entre las dos esquinas de esta avenida, es inusualmente larga.

Cuando llegaba hasta donde se encontraban los padres, advertí que habían decidido buscar a la niña y entonces me crucé con la madre, que caminaba con una media sonrisa.

Mientras la niña seguía gritando, confieso que estuve a punto de intervenir. Y lo hubiera hecho, de no haber mediado la circunstancia de mi casi nulo conocimiento del idioma del país donde vivo.

En un momento los gritos se interrumpieron y con mucho dolor pensé en lo que había pasado. Los padres habían tomado la peor de todas las soluciones posibles.

Ellos mismos habían resignado su autoridad, no solo en ese momento sino también probablemente para el futuro, en su relación con su hija.

Y además le habían producido un grave daño a la niña, porque habían cedido ante su capricho y su obstinación. Como será el futuro de ellos tres?

Solo queda clamar por ellos!

Proverbios 13:24

Diego Acosta
Música: Neide Ferreira

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