Que grato es recordar el día de nuestro aniversario, el día de nuestro nacimiento, que pasó a formar parte de la historia familiar y luego parte muy destacable de nuestra historia personal.
Cuando somos niños el aniversario tiene un significado que poco a poco vamos conociendo y al comienzo solo lo asociamos con el día en que se nos consienten algunas cosas y se nos regalan otras.
Más tarde comprendemos que las personas que se reúnen en nuestro día son nuestros amigos, nuestros parientes, nuestros compañeros y el significado comienza a transformarse.
Con los años muchas personas siguen celebrando su aniversario y otras, por el contrario, toman la decisión de ni siquiera acordarse de la fecha en que nacieron.
Por qué ocurre esto? Por qué algunos celebran y otros no lo hacen? Seguramente las razones son las mismas, pero opuestas. Unos están contentos con su vida y otros no.
Pero siendo hijos de Dios debemos tomar conciencia que cada día que vivimos, es por Su Gracia y que cuando cumplimos años también es por Su Gracia.
Por tanto si creemos que no debemos celebrar nuestro aniversario no lo celebremos, pero si celebremos otro año más de Misericordia del Señor sobre nuestra vida. Entonces, celebremos con alegría!
Josué 1:5
Diego Acosta García