A GRANDES LUCHAS…

Cierta vez una joven mujer se quejaba amargamente por las luchas que estaba enfrentando y pensaba que solamente a ella le podían pasar las cosas que le estaban ocurriendo.

Incluso llegó a decir que era la madre de todas las desgracias y cosas por el estilo, que revelaban no solo las luchas que estaba soportando, sino también como las estaba enfrentando.

Mirando desde una perspectiva más serena la situación, era verdad que la joven estaba viviendo momentos muy complicados, muy propios de su edad.

Sin embargo lo más complicado, no era tanto la magnitud de sus problemas, sino el creer que era digna de que los demás sintieran pena por sus vicisitudes.

Entonces el Espíritu nos dio una palabra que tocó profundamente su corazón. Solamente le dijimos: A grandes batallas… grandes victorias. Estas cinco palabras fueron un detonante en su ánimo!

Ella dejó de quejarse y simplemente entendió que sus luchas eran con toda seguridad una prueba que el Señor le ponía, para que aprendiera a creer en Él y para que creciera como hija suya que era.

Desde entonces todas las veces que hablamos, en lugar de decir estoy luchando, dice sonriendo: estoy buscando grandes victorias! Ha comprendido que el Señor la acompaña siempre y mucho más en sus luchas!

1 Corintios 15:57
Diego Acosta García

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