Cuando pienso en las promesas de Dios para mi vida, se inunda mi corazón de regocijo!
Él ha prometido que estará siempre a mi lado!
Que nunca me abandonará!
Pero ocurre que un día pensé: Y yo, siempre estoy al lado del Eterno?
La respuesta es un NO absoluto.
Entonces: Por qué me alegro de saber que el Supremo siempre estará a mi lado, sin asumir mi
parte de responsabilidad?
Este dilema personal confieso que no lo he resuelto.
Solamente estoy intentando cambiar de forma de vida, para poder llamarme hijo de Dios.
La gran pregunta que me hago es: Hasta cuando el Creador permitirá esta situación?
Marcos 3:35
Porque todo aquel que hace la voluntad de Dios,
ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.
Diego Acosta / Neide Ferreira