DEVOCIONAL
Todas las veces que miro como corren las aguas de un río, viene a mi memoria la enseñanza de Jesús sobre las aguas vivas…las únicas que verdaderamente sacian la sed.
Pensando en eso también llego a la conclusión de lo necesario que resulta, que siempre tengamos en cuenta de no levantar obstáculos para que las aguas fluyan.
Si las dejamos libres son Aguas de Vida, pero si nos empeñamos en estancarlas, se convierten en aguas que tienden a perder sus propiedades y se vuelven sucias hasta llegar a la podredumbre.
Seamos sabios y mantengamos libres las Aguas del Espíritu, porque ellas nos darán Vida y también podrán fluir para que la reciba nuestro Prójimo.
Solamente así nos renovaremos cada día, como se renuevan constantemente las aguas que corren por el Río portentoso del Señor.
Jeremías 17:13
¡Oh Jehová, esperanza de Israel!, todos los que te dejan serán avergonzados; y los que se apartan de mí serán escritos en el polvo, porque dejaron a Jehová, manantial de aguas vivas.
Diego Acosta / Neide Ferreira