ALABEMOS A DIOS… SIEMPRE

Alguna vez en mis primeros tiempos de creyente, pregunté: Cuando debemos alabar a Dios? Una pregunta tan inocente que provocó miradas entre los hermanos mayores que me rodeaban.

Uno atinó a contestar: Siempre! Pero es posible que alabemos a Dios…siempre? El diálogo continuó en ese tono, porque en verdad las dudas me asaltaban sobre la oportunidad de alabar.

En realidad estas dudas estaban originadas por mis pensamientos que me decían que podía alabar cuando estaba contento, cuando tenía alegría en mi corazón.

Por la misma lógica pensaba: si estoy triste, como voy a alabar a Dios? Qué sentido tendría alabar a Dios en medio de una situación angustiosa o de  una gran preocupación?

Los amados hermanos mayores fueron resolviendo algunas de mis dudas y las enseñanzas del Espíritu Santo fueron vitales para entender la cuestión planteada.

Todos los momentos son importantes para alabar a Dios. Tanto si estamos tristes, angustiados o preocupados, como si estamos alegrías, eufóricos y confiados.

No se trata de estados de ánimo, sino de reconocer que su Soberana Voluntad está sobre nuestras vidas y todo lo que nos ocurre, forma  parte de sus propósitos para con nosotros.

Alabemos a Dios… siempre!. Aunque tengamos un nudo en la garganta y hasta cuando pensemos que se ha olvidado de nosotros. Pensemos que Él habita en la alabanza…y en ella lo encontraremos!

Éxodo 15:2
Diego Acosta García

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