Una de las más sorprendentes actitudes de los seres humanos, es sin duda la despreocupación con la que vivimos. Todo nos parece agradable y tenemos alegría de vivir, hasta que nos ocurre algo.
Está documentado que durante los meses precedentes a la Primera Guerra Mundial, los jóvenes británicos la veían como una romántica aventura y los franceses como algo lejano pero atractivo.
Esta idealización de la guerra se mantuvo bastante tiempo, por increíble que nos resulte. Hasta que de golpe los franceses vieron su territorio invadido y comenzaron a contarse las primeras miles de víctimas.
Lo que antes había tenido casi un sentido novelesco de la vida, cuando cientos de jóvenes comenzaron a perderla en la atrocidad de los combates, todo cambió.
No nos está pasando eso mismo en estos tiempos?
Pensamos que todo es agradable, que la vida está llena de momentos preciosos, que ser creyente es una auténtica dicha y que la iglesia es un lugar agradable donde reunirnos.
Pero estamos preparados para los malos tiempos?
Estamos preparados para cuando lleguen las persecuciones, las acusaciones por ser seguidores de Jesús, las clausuras de las iglesias, los hechos que anunció el Hijo de Dios que marcarían el fin de los tiempos?
Podemos tener la certeza que la frivolidad no nos ayudará en nada, cuando lleguen esos momentos. Que llegarán. Inexorablemente!
Mateo 24:12-13
Diego Acosta
Neide Ferreira