Creo no equivocarme al creer que más de uno, podrá pensar que esta frase: Yo…me amo, tiene una alta dosis de exageración.
Respetando con convicción la discrepancia me animo a insistir, con el argumento de que debemos mirar lo que hacemos todos los días para analizar esta idea.
La práctica del culto a nuestra propia persona, nos puede llevar a extremos inimaginables, aunque en el ambiente cotidiano en el que actuemos, nos pueda parecer absolutamente normal.
Amarse a uno mismo es una forma superior de lo que llamamos egolatría, con lo cual estamos exaltando al hombre como a un ser superior.
Esto es exactamente lo que pretende la sociedad!
Exactamente lo que nos sugiere la impiadosa forma de vivir que se nos asegura es la mejor para el hombre, porque podemos competir los unos contra los otros sin limitaciones de ningún tipo.
Los unos contra los otros y con el arma ideal para hacerlo que es la egolatría!
Frente a esto me pregunto: Alguna vez pensó un ególatra que precisaría del prójimo?
Alguna vez se imaginó pidiendo misericordia?
Seguramente no, es la dolorosa respuesta!
Si el ególatra o la ególatra solo piensan en ellos, difícilmente podrán plantearse que la vida nos puede enfrentar a situaciones tan difíciles como inesperadas.
Y entonces llegará el drama: Se encontrarán que el Dios de Amor envió su Hijo al mundo, no para consolar a los ególatras, sino a los necesitados, a los débiles, a los menos apreciados.
Cada vez que advierto que puedo decir: Yo me amo, pienso en Jesús y hago Memoria de sus enseñanzas.
Mateo 27:39
PT – E Jesus disse-lhe: Amarás o Senhor, teu Deus, de todo o teu coração, e de toda a
tua alma, e de todo o teu pensamento. Este é o primeiro e grande mandamento. E o
segundo, semelhante a este, é: Amarás o teu próximo como a ti mesmo.
ES – Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y
con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es
semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Diego Acosta / Neide Ferreira