Cada uno de nosotros ha tenido en algún momento de su vida algún tiempo de profunda incertidumbre, un tiempo muy complicado donde las preguntas quedan sin respuestas.
Podríamos pensar que es absolutamente natural que esto ocurra, puesto que los seres humanos estamos rodeados por el mundo que solo nos transmite frivolidad y dejadez.
La vana gloria de la vida de estos tiempos induce a que no reflexionemos sobre nada y por esta razón, en el momento en que rompemos ese esquema de no pensar, es que nos encontramos con la incertidumbre.
La vida tal y como nos la presenta la sociedad de la que formamos parte, es una continua sucesión de emociones, de luchas, de desengaños, de alegrías pasajeras y frustraciones duraderas.
Pero es a esto para lo que fuimos llamados? Desde luego que no, porque cuando fuimos elegidos por el Señor para ser sus hijos nuestros propósitos cambiaron de manera rotunda.
Y entonces por qué tenemos incertidumbre ante el futuro, por ejemplo? La respuesta más directa y contundente es porque siendo hijos de Dios nos comportamos como si no lo fuéramos.
Por eso debemos de obrar de una manera diferente. Ante la incertidumbre…debemos oponer… la certeza. Esta es una de las razones para cambiar de vida!
Hebreos 6:11
Diego Acosta García