La cuestión de servir o ser servido, es casi tan antigua como el hombre mismo.
Hay quienes tienen en el corazón la voluntad de ser servidores del prójimo. Pero también hay quienes tienen en el fondo de su corazón la voluntad de servirse del prójimo.
Una cuestión tan ancestral como vigente en nuestros días!
Jehová anuncia que será ÉL quién se encargará de APACENTAR a sus ovejas, a diferencia de los pastores que se preocupan de sus necesidades personales.
En la versión portuguesa de la Biblia queda aún más evidente la preocupación del Eterno: YO, personalmente seré el pastor de mi rebaño.
Y agrega: YO lo haré reposar en pastos exuberantes!
El Todopoderoso no solo está hablando de cuidado sino también de provisión, de preocupación por todo lo que su rebaño necesita.
Siempre he pensado en torno a esta Palabra del Señor, que forma tan despreocupada tenemos de vivir quienes estamos llamados a servir, primeramente a quienes están a nuestro lado.
Nos olvidamos de una cuestión fundamental: Del temor y temblor!
Vivo y vivimos, como si nunca estaviéramos ante el trascendente momento de rendir cuentas al Supremo en el Día del Juicio.
Jehová nos indica el verdadero sentido de servir: APACENTAR!
Esto significa la renuncia a las cuestiones personales y a la dedicación por entero del cuidado del rebaño que Dios ha puesto en nuestras manos.
Esa indeclinable responsabilidad está hecha de Amor y de Misericordia, de templanza y fuego interior, para no abandonar ante la adversidad ni rendirnos ante los ataques.
Cuidar el rebaño de Jehová es una suprema distinción que debemos honrar con nuestras actitudes.
Esto nos será reclamado!
Ezequiel 34:15-16
Diego Acosta / Neide Ferreira