Por cuestiones que no se terminan de explicar con la razón, pero sí por la Obra del Espíritu, me dediqué a revisar un baúl que había en mi casa.
En encontré lo inimaginable, pero más que nada pude comprobar cuantas cosas inútiles guardamos a lo largo de los años!
Tan inútiles que por una lógica elemental, terminamos olvidando lo que guardamos, por lo que nos sorprende encontrar objetos insólitos.
En definitiva se trata de ver las cosas que en determinados momentos nos resultaron importantes, pero que con los años percibimos que carecen totalmente de valor.
En mi caso particular era un especializado en recortes de informaciones publicadas en periódicos, sobre las más variadas cuestiones.
Cuando las comencé a revisar advertí que ninguno de ellos tenía la más mínima trascendencia, como no fuera la sorpresa que causan algunas fechas concretas y lo que dábamos por bueno en esos momentos.
En definitiva: Nada nuevo bajo el sol!
Y también podríamos agregar que lo que se nos enseña en la Biblia, afecta totalmente a lo que podamos guardar en un baúl.
De manera especial, los recuerdos que en su tiempo nos parecieron esenciales y que muchos años después nos damos cuenta que no tienen el menor importancia.
Por qué ocurre esto?
Creo que por la sencilla razón de que cuando los años pasan, corroboramos que lo único verdaderamente valioso es lo relacionado con el Eterno.
Y nada más!
De aquel baúl no quedó nada y ahora está vacío, como debería estar nuestro pasado, como lo único esencial es la relación personal con Dios.
Salmo 128:1
PT – Bem-aventurado aquele que teme ao Senhor
e anda nos seus caminhos!
ES – Bienaventurado todo aquel que teme a Jehová,
que anda en sus caminos.
Diego Acosta / Neide Ferreira