La simple enunciación de lo que significa la palabra felicidad, torna más compleja la supuesta creación de una fórmula matemática para explicarla.
Una de las definiciones más corrientes es la que afirma que se trata de una grata satisfacción espiritual y física. Se podrá coincidir total o parcialmente, pero es una aproximación al tema.
Hace aproximadamente dos años investigadores del University College de Londres, desarrollaron lo que ellos calificaron como una ecuación matemática para medir la felicidad.
Esa ecuación se basaba en el conocimiento de lo que nos pasa como personas y como lo relacionamos con lo que les ocurre a los demás. Cuando esa desigualdad es importante, se reduce lo que se considera la felicidad personal.
Para explicarlo los investigadores utilizaban el caso de dos apostadores. Si los dos ganaban, eran felices. Si uno acertaba y el otro no, surgía la envidia. Y en el caso opuesto, surge también el sentimiento de la culpa, por haber ganado y el otro perdido.
Del mismo modo que la generosidad hacia los extraños, forma parte de esa complejidad que es la felicidad. Nuevamente en esta situación, aparecen los sentimientos de envidia o de culpa.
Sintetizando: Los humanos buscamos ansiosamente la felicidad, pero no sabemos cómo encontrarla, porque en el fondo no sabemos en qué consiste.
La felicidad es una abstracción de los hombres, para negarse a reconocer la existencia de Dios y que solamente en ÉL podremos encontrar el verdadero significado de nuestra propia vida.
Diego Acosta